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Violencia pasiva

Una fuerza casi invisible pero puesta para hacer daño y trasgredir a quien se ve atrapado en ella”.



Por María Carlab


Comenzar a escribir sobre Violencia me hace reflexionar profundamente sobre el tema y, no alcanzo a vislumbrar los estragos que ha dejado en los seres humanos a lo largo de la historia. Actualmente estamos más conectados y enterados que en cualquier otra época, lo cual nos permite saber y conocer datos, estadísticas y sucesos que al poco tiempo de haber acontecido se encuentran al alcance de un clic en cualquier dispositivo conectado al internet… Mientras escribo esto, me voy sintiendo apresurada y el corazón se me acelera… voy en camino hacia develar y plasmar una arista casi invisible como manifestación de la violencia: la violencia pasiva. Sin embargo, antes de comenzar a centrarme en dicho tópico, considero necesario acompañar al lector a un encuentro con el significado de violencia y las diversas formas en que se clasifica.


La OMS define a la violencia como “El uso deliberado de la fuerza física o el poder, ya sea en grado de amenaza o efectivo, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones.” (OMS, 2002). 


A partir de la citada definición, me cuestiono el precepto principal que menciona la OMS en su definición como, el uso intencional de la fuerza o el poder físico, ¿es esta es la única manera de visibilizar la violencia como acto manifiesto? Si bien es cierto que se resaltan las palabras como: amenaza, lesiones, muerte, daños psicológicos, mientras las repaso y me permito sentir el impacto de cada una en mí; me recorre en el cuerpo, una especie de descarga eléctrica, sintiendo al mismo tiempo, la cabeza caliente y pesada. ¡Impresionante! Con tan solo leer y concentrarme en cómo resuenan en mí las palabras devenidas de violencia, ya surten efecto en mis sensaciones; entonces abro los ojos y pienso que la dimensión es estratosférica y con efecto de avalancha. Por lo tanto, considero que no es suficiente abordar el precepto violencia desde una manifestación concreta y visible como es la fuerza física. Me gustaría en este punto abrir un paréntesis a la mirada de Jean Marie Domenach quien cita: “Es verdaderamente demasiado fácil, e ineficaz condenar a la violencia como un fenómeno exterior, e incluso extraño al hombre, cuando en realidad le acompaña sin cesar, y tal vez como presentía Nietzsche y como nuestra época comprende mejor, le acompaña hasta la articulación del discurso, en la afirmación misma de la evidencia racional. Si es posible denunciar “todas las violencias, vengan de donde vinieren”; pero no por ello se libra uno de la violencia”. (Domenach,2000) 


Entonces, nos podemos cuestionar: ¿la violencia se encuentra presente en el despliegue de la cotidianidad?


Echemos un vistazo a la siguiente historia.


Alondra caminaba por las calles del Centro Histórico de la Ciudad de México, con tan solo 21 años, le gustaba  andar sola y observar lo que acontecía a su alrededor. Mientras fijaba su mirada en unos niños que pasaron junto a ella corriendo, se percató de una pareja que caminaba delante de ella y que discutía mientras se alcanzaba a escuchar su discurso; reclamos, tono de voz elevado, ademanes, jaloneos e insultos mutuos. Alondra hizo una expresión de exclamación en su rostro y abrió los ojos, rebasó a la pareja y se dispuso a caminar a paso apresurado mientras se hablaba a sí misma, tratando de decidir si voltear a ver algún desenlace fatal o solo pasar por alto lo que presenció. Al llegar a su hogar, se sintió aliviada ya que pensó que en su casa no había conductas violentas ni nadie sometiendo a otro. Su familia estaba conformada por un hermano un año menor a ella, su madre y su abuela paterna, así que Alondra se sentía confortada de saberse acompañada. De pronto, la voz que escuchó desde la cocina le dijo: “no puede ser que vivas en la luna, eres lenta y seguramente gracias a tu torpeza te volviste a retrasar”. Al recordar lo que había visto en la calle, unos momentos antes, Alondra sintió el estómago apretado y no entendió como se conectaba su sensación con lo que estaba escuchando ante su recibimiento en casa. Era su madre, con dulce voz y entre risas expresando su desdeño y descalificación disfrazada de pasividad.  Este tipo de frases, eran recurrentes (con más insultos altisonantes) al punto que Alondra se había acostumbrado. Ella se convenció entonces de que algo no estaba bien.



Nos podemos hacer las siguientes preguntas: ¿es violencia recibir insultos y descalificaciones continuas?,¿las palabras de la madre de Alondra tienen intenciones lastimeras y apuntaladas?, ¿cómo saberlo?


Pues bien, la violencia no solo es manifiesta con daño físico, también aparece el daño psicológico, la trasgresión emocional, la vulnerabilidad afectiva y la irrupción en  la propia autoestima. Por tanto, cabe señalar la importancia de hacer una detenida y detallada reflexión, acerca de la manera en que reaccionamos, ya  que el entorno está en conexión con nosotros, influyéndonos y nosotros impactando también en él. Es decir, estamos en correlación y respondiendo a ello. 


“El problema con la violencia pasiva es que no es fácil de reconocer porque en algunos casos se ha hecho “normal y aceptable” como es el caso del abuso verbal, por ejemplo, a veces es tan normal que ni siquiera lo consideramos violencia”. La crítica, el maltrato verbal, la tergiversación, la dominación y control, la supresión emocional, la contención financiera, estrategias de poder y  la negligencia, entre otras son clasificaciones de violencia también. (Cuesta, 2016)


Así mismo, tomar en cuenta el entorno familiar como el piso que sostiene lo que se esperaría fuese un ambiente contenedor de expresión afectiva y de seguridad, es una labor que debe resaltar. Sin embargo, la manifestación de la violencia (explícita, visible y/o pasiva), vulnera y trasgrede a quienes se viven como víctimas, teniendo consecuencias  inmediatas y a largo plazo. La violencia pasiva, acompaña en muchas ocasiones la dinámica y las pautas relacionales sin permitir dilucidarla y adaptándose los individuos a vivir ejerciéndola y padeciéndola.


En conclusión, la violencia se define de diversas maneras y desde diferentes perspectivas que abarcan desde el concepto de fuerza física y poder ejercido a uno mismo o a otro u otros, hasta la violencia aparentemente invisibilizada cuyas raíces pueden encontrarse en el entorno familiar o bien, padecerse en cualquier otro ámbito social. Como individuos tenemos la obligación y la consigna de revisar nuestras manifestaciones conductuales, las pautas en las que nos relacionamos con nuestro entorno y estar atentos  para así, generar un ambiente amable que apoye a encontrar posibilidades de abordar el tema de violencia desde la prevención y el acompañamiento psicológico, tejiendo redes colectivas de contención. Finalmente, me quedaré dando vueltas…deteniéndome un  momento y pensando en qué tan conscientes somos de ejercer violencia.


“La violencia cercena anualmente la vida de millones de personas en todo el mundo y daña la de muchos millones más. No conoce fronteras geográficas, raciales, de edad ni de ingresos. Golpea a niños, jóvenes, mujeres y ancianos. Llega a los hogares, las escuelas y los lugares de trabajo. Los hombres y las mujeres de todas partes tienen el derecho de vivir su vida y criar a sus hijos sin miedo a la violencia. Tenemos que ayudarles a gozar de ese derecho, dejando bien claro que la violencia puede prevenirse, y aunando esfuerzos para determinar sus causas subyacentes y hacerles frente”. 

Kofi Annan, Secretario General de las Naciones Unidas,

Premio Nobel de la Paz en 2001


BIBLIOGRAFÍA

Cuesta, B. (2016). La Violencia Pasiva. Agosto 30, 2020. Sitio web: https://barbaracuesta.com/violencia-pasiva

Domenach, J.M., Laborit, H., Joxe, A. et-al. (1981). La violencia y sus causas. pp 33. Agosto 30, 2020, de Unesco Sitio web:                                                           https://es.slideshare.net/villamarcos/la-violencia-y-sus-causas-unesco

OMS. (2002). Informe mundial sobre la violencia y la salud. Agosto 30, 2020., de OMS Ginebra Sitio web: https://www.who.int/violence_injury_prevention/violence/world_report/en/abstract_es.pdf

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