por Patricia Chávez.
Cada vez que alguien hace alusión a la soledad lo relaciona con tristeza, dolor, pánico e incluso con un sin sentido de Vida. Parte es cultural, parte es el ego. Pero NO es así.
Nacemos solos, moriremos solos.
Hasta acompañados, estamos solos. ¿Por qué digo esto? piensa, cuando estás muy emocionado e intentas que el otro lo sienta, lo vibre como tú, NO SUCEDE.
Cuando comes un helado y quieres que el otro pruebe, e intentas saber si le gustó, por más que te diga que sí, jamás podrás experimentar su sensación. Cuando pierdes a alguien, lloras, te duele profundamente, tu mejor amigo te abraza e intenta consolarte. Ni tú puedes pasarle un poco de tu dolor, ni la persona puede quitarte la pena por más que le importes. Es más, en lo más sublime: cuando amas a alguien ¿eres capaz de expresarlo en su justa medida? ¿El otro lo ve como tú? La verada es que NO ¿Sabes por qué? Porque somos INDIVIDUOS y en esa complejidad cada uno experimenta una realidad de intensidad y visión diferente.
Claros de que siempre ESTAMOS SOLOS, aunque tengamos la bendición de estar acompañados, te comparto algo que cuando yo lo entendí fue mágico:
La Soledad es una condición inherente al ser humano.
Sabe que tu existencia la registras tú y nadie más que tú. Aunque otro la comparta. Pero la existencia es de quien la vive.
NADIE nos enseña que la Soledad es parte de estar vivo y no sólo eso, sino que se le suma la connotación social de pérdida, “incompletud”, tristeza y otros adjetivos que conlleva la idea de soledad. Pero está mal entendido ya que hay gente con pareja, con hijos y con “todo lo que se puede desear socialmente hablando” y es totalmente infeliz.
Ser feliz no tiene que ver con tener hijos, padres, amigos, dinero, éxito, pareja (o no).
Así que el tema no es, ni ha sido si has estado solo, o la falta de compañía (que no es lo mismo) la situación es que NO nos enseñaron que cada uno es fuente de su propia dicha o desventura.
Obviamente estamos hablando de gente cercana a la adultez, ya que un niño depende de los padres para conformar estos conceptos de seguridad, amor, aceptación, felicidad. Habrá quien diga ¿Y si no tuve nada de esto de niño? Nos hacemos adultos y tenemos la responsabilidad de convertirnos en nuestros propios padres y madres para cuidarnos, amarnos, protegernos, proveernos, nutrirnos y ser felices.
Eso es lo que le corresponde a un adulto emocionalmente sano.
Pero no perdamos el hilo, el tema es la soledad que no es lo mismo que la desolación.
Desolación es el pesimismo, la añoranza, la nostalgia de lo que nos “falta”. El apego y la fantasía de que el otro debe hacerme feliz. Es, la incapacidad de ser plenos en nuestra existencia.
La realidad es que NADIE nos puede dar NADA. NADIE nos completa o nos hace felices. Esa es una jodida fantasía: ¨El príncipe azul¨, los hijos como ¨maravillosa bendición de Dios¨, los ¨leales amigos¨ y ¨el trabajo perfecto¨ y por supuesto ¨la juventud eterna¨.
Recordemos a los casados o con pareja, profundamente infelices.
La ecuación no es uno a uno, ¿Qué quiero decir con esto? No todo el que tiene pareja, es feliz. No todo el que no está acompañado, se siente desolado.
Lo real y el reto de ser INDIVIDUOS (indivisibles) es que deberíamos ser el TODO en nosotros mismos.
Si supiéramos cuidarnos, atendernos, respetarnos, satisfacer nuestras necesidades (desde las más primarias, hasta las de goce) si no AMARAMOS como el mejor de los amantes, estaríamos sin esa sensación de que el de enfrente nos completa y seríamos realmente felices la mayoría del tiempo.
Cada uno en algún momento nos hemos sentido así, está bien. Pero el desafío es entender que somos la fuente de nuestra dicha o nuestro infierno.
Si alguien, llámese hijos, padres, pareja, amigos, nos acompañan en un momento de la Vida, eso es una bendición; pero NO la causa de nuestra plenitud.
Mientras más nos amemos, nos protejamos, nos procuremos y nos entendamos, seremos mejores personas. Cada vez con menores carencias y por ende elegiremos mejor a los amigos, novios, socios y demás.
Pero si no nos honramos en nuestra existencia, permitiremos abuso, abandono, infelicidad, deslealtad de los otros. Y al mismo tiempo no sabremos amar y acompañar a nuestra gente.
Nadie puede dar lo que no tiene.
Es maravillosa la compañía. Es maravillosa la vida en común. Es maravilloso estar rodeado de cariño: pero bajo la consciencia de que todos los de ¨afuera¨ son prestados, temporales; y que al único que tendremos siempre, será a nosotros.
Así que agradece al Universo tu espacio íntimo (tu SER) Cultívalo a diario. Cuídate, apapáchate, pregúntate ¿qué necesitas? CADA DÍA y date gustos. Pon límites… Y cuando alguien llegue a tu camino, que sea para adornarlo, acompañarlo o compartirlo, NO permitas nunca que sea la pieza clave de tu bienestar porque ¿qué va a pasar cuando tenga que partir?
Por último escucha esto FUERTE y CLARO: La Desolación viene del olvido de ti mismo….No hay amor de un padre, una madre, una esposa, un novio, un hijo o hija, o un gran amigo que nos haga felices. Es imposible si tú no lo eres ya.
¡LA VIDA ES INDIVIDUAL! Decide.
Ámate, sé tu más importante amor. Así podrás estar solo y ser muy feliz.
Patty Ch, 2013.
👏👏👏👏👏