Por Patricia Chavez
Vivir erotizados tiene una connotación mucho más profunda que lo sexual.
Vivir erotizados tiene que ver con el goce de lo que experimentamos.
Estar atentos, estar presentes.
Sentir las sábanas, sentir el agua tibia al bañarnos, sentir el cabello al cepillarnos.
Ver los colores y percibir el calor en la mañana. Conmovernos con el abrazo y apreciar el movimiento de las ramas de un árbol.
Vivir erotizados, es comprometernos con el momento. Permitir sorprendernos por el caminar de un niño pequeño, por las formas de las nubes, por el ruido de la lluvia.
Vivir erotizados no es de gran esfuerzo, sólo requiere nuestra atención en lo que hacemos.
¿Hace cuánto que no ves de verdad tus rasgos en un espejo y te maravillas de existir?
¿Has comido últimamente fresas o un helado con gusto en cada bocado?
¿Cuándo fue la última vez que agradeciste al ver con profundo amor a tus seres queridos?
Estar fuera de nosotros nos lleva a dejar de experimentar, a dejar de apreciar lo que sucede. La prisa, el estrés, el miedo al mañana. Estar ausentes nos alejan del preciado presente (que es lo único que en realmente tenemos)
Gozar de la vida no es caro, ni complicado. Es mucho más simple de lo que creemos.
Es tomar un rico café, jugar con tu mascota, ver dormir a tu bebé, tocar la mano de tu pareja, platicar atento con tus padres, bailar al ritmo de tu música favorita. Arreglar tu jardín.
Leer un buen libro, ver una buena película, reír a carcajadas con tu mejor amiga. Caminar sobre el césped de tu jardín y sentir tus pies. Ver fotos de la familia y recordar momentos preciosos.
Vivir erotizados es: una DECISIÓN.
Dejemos por un rato un lado el celular, la computadora, la tele, todo lo que nos enajene.
Volvamos a observar, a degustar, a sorprendernos de lo más simple. Muchas veces, lo más bello, está en lo simple.
Toquemos de verdad, escuchemos atentos, miremos curiosos, olamos con la intención de llenarnos de eso. Saboreemos intensamente.
Sé que estamos en tiempos desafiantes por la pandemia, pero el vivir erotizados lo podemos hacer en casa: con tus plantas, tus discos, tu regadera, tu ropa. A través de la ventana, al guisar, al pintar, escribir o teniendo una linda charla con los hijos.
Agradezcamos todo lo que tenemos.
Hay que bendecir el estar aquí, no valoramos cuan privilegiados somos.
Eroticémonos cada día, para salir de la monotonía del encierro; incluso para salvarnos de una depresión.
Apasionémonos de la existencia, que la Vida dura un pestañeo. Este evento, este encierro, no nos puede arrebatar la felicidad y la capacidad de sorpresa.
Recordemos que todo pasa, y esto también pasará.
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