Por Luis Jasso
La NFL es la liga deportiva que mayores ingresos genera en todo el planeta. Sus 13 mil millones de dólares (o 13 billones de acuerdo al formato numérico estadounidense) anuales la hacen la asociación deportiva más rentable. Parte de lo que significa algo así es que también se pagan salarios estratosféricos, a pesar de que existe un sistema de tope salarial, que es un acuerdo entre la Asociación de Jugadores de la NFL y los dueños de los equipos cuya finalidad es la equidad en la distribución de los ingresos. En pocas palabras, cada año existe una cantidad límite en cuanto al dinero que se pueden gastar los equipos. Además, es un monto igual para todos.
Para la campaña 2020, la cifra es 198.2 millones de dólares. Esa es la cantidad de dinero que cada equipo puede gastar en salarios. El problema es que los contratos multianuales afectan ese tope, es decir, un jugador que en 2018 firmó, digamos, por cuatro años y 80 millones de dólares garantizados le representa 20 millones al tope salaria de su equipo en 2020. En lugar de 198 millones, le quedan 178, por ejemplo.
En ese contexto, los Vaqueros de Dallas, una de las franquicias más exitosas de la liga, la más rentable del mundo de los deportes y una de las que tiene mayor afición en todo el mundo, están atorados con uno de sus jugadores importantes, el Quarterback (QB) o Mariscal de Campo, Dakota Prescott. En términos muy concretos, el llamado Dak concluyó este año su contrato de novato y tenía que renegociar su futuro. En la mente del dueño del equipo, de los aficionados y del mismo jugador está bien claro que él debe ser el QB titular para los años venideros y eso significaba un contrato multianual y multimillonario. Hasta ahí todos de acuerdo: medios, fanáticos, analistas… todos entendían que Dak se convertiría en un jugador muy apapachado económicamente. El problema surgió cuando se filtraron sus pretensiones económicas.
Con 26 años de edad, cuatro campañas a cuestas y un innegable talento, Prescott ha demostrado ser un buen jugador. Ahora, ¿ha demostrado ser un QB de élite? No. Sus estadísticas son impecables, y en un deporte como el Futbol Americano son una parte muy importante en cualquier análisis, pero no son lo único. El gran debate informal en torno a las estadísticas es que por definición dejan fuera elementos no cuantificables como personalidad, carácter y liderazgo.
Sus números, vistos desde la frialdad de lo que representan por sí mismos sin mayor análisis, son espectaculares. Pero una vez que se le analiza partido a partido, que se toman en cuenta las variables no cuantificables, Dak pasa de ser un gran jugador a uno que si bien muestra potencial, aún no lo desarrolla al máximo. En términos de dinero sería algo como “hay que ofrecerle un contrato multianual, jugoso y atractivo”. Lo que sus agentes pidieron en cambio fue hacerlo el QB mejor pagado de la liga, y de acuerdo con reportes, de la historia. Es ahí donde todo se detuvo y donde muchos se han dividido. Esas variables intangibles son las que hacen dudar a muchos. Al final del día no ha ganado nada. Sí, sus estadísticas son maravillosas, pero no ha logrado siquiera llegar a un juego de campeonato. En cuatro años ha llegado a post temporada en dos ocasiones y en ambas el equipo quedó fuera en la ronda divisional, es decir, no lograron nada impactante.
Su manera de negociar parece tener el fundamento de la edad. Actualmente tiene 26 años. Su intención aparente era lograr un acuerdo por cuatro años y alrededor de 160 millones de dólares. El equipo habría ofrecido una cantidad cercana a ese número, pero por cinco años. Al final del día los Vaqueros aplicaron un recurso legal que se llama etiqueta de jugador franquicia. Como Prescott terminó su contrato de novato, cualquier otro equipo tendría la libertad de ofrecerle uno nuevo, pero el equipo que lo seleccionó primero (Dallas en este caso) tiene oportunidad de usar esa etiqueta para que nadie se lo lleve y comprarse así por lo menos un año más para negociar. El resultado fue un contrato que aparentemente será por 31.4 millones de dólares por la campaña 2020.
Al final del día es algo que él no quería, pero también es una oportunidad de ganarse el contrato que busca como jugador mejor pagado de la historia. Lograr un Súper Bowl por ejemplo lo pondría con toda la ventaja de su lado. Hoy, Prescott está lejos de tener el mérito necesario para exigir un salario que lo ponga por encima de todos los demás QB’s de la liga. A estas alturas de la vida solo queda esperar que se motive, que logre lo que Tony Romo, su antecesor inmediato y líder estadístico en varios rubros en la historia de la franquicia de los Vaqueros no pudo (ganar un Súper Tazón) y entonces sí, que exija las cantidades que quiera y nos calle la boca a todos. Por lo pronto, desde la opinión de quien esto escribe se trata de un muy buen jugador, con potencial de convertirse en un gran QB, pero que aún no está en ese nivel.
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